Carve-outs y desinversiones
A la hora de potenciar la expansión internacional, desinvertir en determinados segmentos de un negocio puede ser una solución eficiente y eficaz para liberar capital, con el objetivo de reinventirlo en las operaciones más rentables. Conocidos en inglés como carve-outs, estos procesos pueden ser una oportunidad para liberar activos que no son todo lo útiles que pudiesen ser para la empresa, o relevantes para la estrategia global de crecimiento. Sin embargo, el proceso de desinvertir puede ser complejo, sobre todo en entornos multipaís, por lo que contratar a los socios adecuados para que presten apoyo es fundamental para el éxito.
Un carve-out puede representar una estrategia de reestructuración útil para la empresa con ventajas como mayor agilidad operacional, mejorar el flujo de caja y proporcionar ahorros y beneficios fiscales. También son una salida recurrente a la hora de explorar oportunidades transfronterizas, ya que las escisiones pueden servir para optimizar los balances o desplegar capital en previsión de futuras recesiones.
Además, debido a la COVID, ha aumentado el número de empresas que se reestructuran y buscan centrarse más en su negocio principal, con lo que cada vez son más comunes las organizaciones que venden aquellos activos que ya no son rentables. Esto ha dado lugar a un aumento de la actividad de negociación, ya que las empresas buscan revalorizar su cartera de negocios y adaptarse a los cambios en el mercado como resultado de la interrupción global.
Un carve-out puede representar una estrategia de reestructuración útil para la empresa con ventajas como mayor agilidad operacional, mejorar el flujo de caja y proporcionar ahorros y beneficios fiscales
Pero para aprovechar al máximo la oportunidad que suponen estos carve-outs, es crucial una planificación adecuada y una ejecución eficiente para que las transacciones empresariales tengan éxito, especialmente aquellas que conllevan un elemento internacional.
A medida que las empresas buscan optimizar sus operaciones tras la pandemia, es esperable que el número de desinversiones aumente. De hecho, el valor de las operaciones de carve-out en el Reino Unido ha crecido un 182%, hasta los 30.800 millones de libras, en el último año, ya que las grandes empresas se deshacen de negocios que ya no son relevantes para su estrategia a largo plazo. Y, a pesar de que este tipo de operaciones suelen ser más complejas que las adquisiciones normales, los compradores pueden tener la oportunidad de adquirir a un precio más bajo, lo que resulta una opción atractiva para muchas organizaciones.
El informe Pitchbook’s 2021 US Private Equity Outlook prevé que el valor de las operaciones de carve-out alcance el nivel más alto registrado este año, afirmando que “mientras muchas grandes empresas se encuentran en dificultades, las firmas de private equity han estado recaudando cientos de miles de millones de dólares y cuentan con alrededor de 1 billón de dólares en dry powder… y ahora están buscando operaciones masivas para gastar invertirse esta pila de efectivo”.
Sin embargo, el crecimiento estratégico del negocio de una empresa comprende múltiples capas que exigen una atención minuciosa a los detalles y la capacidad de planificar meticulosamente. Y, aunque la compra de activos no esenciales puede ser una opción inteligente, especialmente para los fondos de capital privado, los aspectos jurídicos, operativos y financieros pueden representar un reto, que requiere un conocimiento y experiencia previo tanto del diseño como de la ejecución de este tipo de operaciones.
Contar con un socio experimentado puede suponer la gran diferencia entre una operación exitosa y una fallida. No sólo aporta la tranquilidad de saber que la organización está funcionando al máximo de su potencial, sino que nos permite centrarnos en los aspectos de valor añadido de la reestructuración, como obtener el mejor precio, fidelizar el talento y trasladar el valor a la operación principal.
Oferta Pública de Venta (OPVs)
Todas las empresas exitosas están abocadas a alcanzar un punto en el que deben plantearse su estrategia de expansión futura con el objetivo de alcanzar nuevos niveles de crecimiento. Y es ahí en donde una oferta pública de venta de acciones (OPV o IPO por sus siglas en inglés) puede ser una opción atractiva para las empresas que buscan mejorar su perfil internacional, expandirse a nuevos territorios y atraer y retener talento.
Contrariamente a lo que se pueda pensar, las OPV no sólo son habituales en las grandes empresas privadas, sino que también son una opción viable para las empresas más pequeñas que busquen el capital necesario para ampliar sus operaciones. Sin embargo, salir a bolsa es una decisión diferencial para cualquier empresa. Preparar una OPV no sólo lleva tiempo y es costoso, sino que también es arriesgado a la hora de garantizar el interés de los inversores. Además, las empresas que cotizan en bolsa están expuestas a un mayor escrutinio público, normativo y de reputación.
Es importante emplear el tiempo necesario para comprender las complejidades y los retos que ofrece la salida a bolsa. También es aconsejable investigar y contar con los socios adecuados para aliviar la carga de trabajo y, sobre todo, disponer del asesoramiento necesario fruto de la experiencia relevante previa.
Es importante emplear el tiempo necesario para comprender las complejidades y los retos que ofrece la salida a bolsa
¿Cómo funciona una IPO y qué oportunidades ofrece?
Una IPO no sólo expone a las empresas a un mayor escrutinio público, sino que el proceso también implica un elevado volumen y carga de trabajo, especialmente a través de la presentación de una gran cantidad de documentos y estados financieros para cumplir los requisitos del regulador que supervisa a las empresas cotizadas. Se debe contar con un tercero (normalmente un banco de inversión) para que ayude a gestionar el proceso de principio a fin, elaborando la documentación pertinente y programando presentaciones a los inversores. Una vez fijado el precio inicial de las acciones, el suscriptor emite las acciones a los inversores y las acciones de la empresa comienzan a cotizar en una bolsa de valores pública.
En general, el proceso de salida a bolsa puede tardar entre uno y dos años en llevarse a cabo con éxito. Como informa Statista en “Largest IPOs worldwide as of July 2021”, China ha surgido recientemente como un mercado líder de OPVs, pero Estados Unidos se mantiene cerca en términos de volumen. En 2020, 407 empresas en este país hicieron su debut en el parqué.
Pros y contras
La salida a bolsa tiene una serie de ventajas, como acceso a capital, una posición financiera más sólida, un mayor reconocimiento de marca, mayor pulmón financiero para abordar procesos de M&A, y mejores incentivos para atraer, fidelizar y premiar el talento.
Sin embargo, las ventajas vienen acompañadas de complejidades, como la pérdida de tiempo y recursos, la necesidad de una mayor transparencia y divulgación de los datos financieros de la empresa, una mayor exposición al riesgo y la presión para satisfacer las expectativas de los inversores y los requisitos de gobierno corporativo. A continuación, compartimos algunos de los principales pros y contras que hay que tener en cuenta a la hora de considerar una OPV.
- Acceso a los mercados de capitales y financiación
- Liquidez en forma de acciones
- Flexibilidad
- Mayor notoriedad de marca y reputación
- Capacidad de atracción de talento
- Oportunidades para incentivar al talento existente (mediante acciones, etc.)
- Coste del proceso, así como los costes asociados al hecho de ser una empresa cotizada
- Los nuevos inversores tendrán derecho a voto
- Mayor presión en la gestión (accountability con los accionistas)
- Nuevas funciones de gobernanza
- Mayor necesidad de transparencia y reporting
- Necesidad de inversión en marketing o en tareas intensas en esfuerzo como la relación con inversores
Pasos clave de una salida a bolsa
Establecer la estrategia
Es importante asegurarse de que se ha considerado cuidadosamente la decisión de salir a bolsa, así como los posibles riesgos y oportunidades. La naturaleza volátil de los entornos políticos, económicos y de tipos de interés significa que el momento lo es todo, y hay que entender el timing adecuado para poder aprovechar plenamente las ventanas de oportunidad de la IPO.
La planificación es la clave
El proceso de planificación es la clave del éxito cuando se trata de este punto de inflexión para el futuro de la empresa. Hay muchos caminos y opciones diferentes a considerar cuando se sale a bolsa y, si se está preparado en las primeras etapas, se puede ser más eficiente y ahorrar costes más adelante.
Crear un equipo de trabajo
Formar un equipo con la experiencia adecuada y que entienda el mercado y el proceso de una OPV es clave, así como contar con expertos que puedan preparar la documentación pertinente, buscar las aprobaciones necesarias y ofrecer un asesoramiento sólido a lo largo del proceso.
Decidir en qué bolsa cotizar
Como parte del proceso de salida a bolsa, hay que decidir en qué mercado y bolsa cotizar. Por lo tanto, hay que conocer los requisitos de entrada y cotización de las distintas opciones y dirigirse a ellas, junto con el regulador correspondiente, en las primeras fases del proceso.
Elegir la estructura de la OPV
Hay muchas estructuras corporativas diferentes que se pueden utilizar al salir a bolsa y la elección de la correcta es crucial para generar valor. ¿Vamos a optar por una estructura tradicional? ¿O conviene más una alternativa, como la cotización directa o una SPAC?
Atraer a los inversores
Es importante construir una visión y un relato claros para definir cómo se posicionará la empresa en el mercado una vez que se haya hecho pública. Esto será vital para la valoración del negocio y para atraer a los inversores. Es necesario prepararse para lanzar un roadshow de la OPV; una oportunidad para comercializar las acciones entre los inversores institucionales para generar interés y comprender cuál será la demanda/valor potencial de las acciones.
Fijar el precio de emisión
Una vez que haya recibido la aprobación de los organismos reguladores, el equipo encargado de la OPV puede ultimar el precio de la oferta y el número de acciones que se emitirán a los inversores, basándose en los datos financieros de la empresa y en la demanda inicial.
Salir a bolsa
Una vez cotizada, es necesario gestionar la percepción pública en el mercado. Comunicarse regularmente con inversores y analistas, y publicar los datos financieros de la empresa es esencial para el éxito, ya que la comunicación tendrá un impacto directo en el valor de las acciones de la empresa. También es necesario estar al tanto de las obligaciones reglamentarias y de información en curso para asegurarse de no incurrir en el riesgo de grandes multas y daños a la reputación.
Una IPO puede ser una vía enormemente estratégica y gratificante para una organización cuando sea necesario crecer exponencialmente. No sólo aumenta el perfil de esta en el mercado, sino que el proceso en sí mismo puede ser relativamente fácil si se da en el momento adecuado, el equipo correcto y socios y asesores experimentados a bordo para facilitar el proceso y garantizar el crecimiento y el éxito de la aventura en el largo plazo.
SPACs
El año pasado fue testigo del auge de las SPAC –special purpose acquisition companies– en el mercado de las OPV. Según Goldman Sachs, las IPO de SPACs constituyeron más de la mitad de las salidas a bolsa en Estados Unidos en 2020, y 56 SPACs estadounidenses lo hicieron en las tres primeras semanas de 2021.
Las SPAC se han convertido en una alternativa atractiva a una OPV completa, ya que estas estructuras, generalmente cotizadas en bolsa, recaudan dinero con el único fin de adquirir empresas privadas. Una vez fusionadas, estas empresas objetivo pasan a ser públicas sin tener que pagar una salida a bolsa, ya que todos los costes están cubiertos antes de que la empresa objetivo se involucre. La pandemia impulsó drásticamente esta tendencia, ya que las SPAC pudieron seguir saliendo a bolsa mientras que muchos planes de oferta pública se detenían. Según PitchBook, una de las razones del aumento del uso de las SPAC es que el valor de una sociedad de este tipo está ligado a la cantidad recaudada de los inversores, y es menos susceptible a los altibajos del mercado.
Aunque el proceso de una SPAC es más rápido, menos complejo y menos costoso que una OPV en el sentido tradicional, puede ser más arriesgado, ya que los inversores pueden retirar sus inversiones si no están satisfechos con la empresa objetivo.
Fusiones y adquisiciones (M&A)
Las fusiones y adquisiciones (M&A) pueden jugar un papel fundamental en la expansión internacional y en el crecimiento vía inorgánica, pese a la creciente regulación. No sólo ofrece la posibilidad de iniciar una entrada en nuevos mercados, sino también de acceder a talento formado y con experiencia probada.
Adquirir una empresa en funcionamiento puede ser más rápida que crear una operación en un nuevo mercado desde cero, pero también más difícil. Aunque cada modelo ofrece ventajas y desventajas, desde el punto de vista de llevar la expansión a un nuevo nivel, el M&A es una opción directa para el crecimiento exponencial y crecer en cuota de mercado.
Adquirir una empresa ya existente puede representar la forma más fácil de expandirse: ya se dispone de una base de clientes, del talento y del know-how. Si se logra un proceso de transición y una gestión adecuados, la rentabilidad puede darse desde el primer momento.
Adquirir una empresa ya existente puede representar la forma más rápida de expandirse: ya se dispone de una base de clientes, del talento y del know-how
Pero es importante reconocer que el proceso de M&A requiere tiempo, esfuerzo de negociación y paciencia. Y los riesgos, como las diferencias culturales y la integración, deben tenerse siempre presentes. La estrategia y el plan de acción posoperación son esenciales para garantizar que el proceso se culmine exitosamente.
El proceso de M&A
El primer paso debe ser contar con el talento adecuado para liderar la función de M&A: prospección e investigación, negociación, integración…
Investigación: a menos que nos encontramos en una estrategia de diversificación, el proceso pasa por buscar una empresa que haga lo mismo y, sobre todo, en la que haya un match en cuanto a cultura, pues esto facilitará la integración, especialmente si hablamos de un mercado en el que todavía no estamos presentes y, por tanto, no conocemos en profundidad. Este es uno de los motivos por los que es importante gestionar el talento en un proceso de M&A. Una vez comenzado el proceso -cuando se ha identificado la empresa objetivo y se producen las primeras conversaciones- se iniciará la fase de due dilligence. Esto puede llevar mucho tiempo, tanto para recibir la documentación requerida, como para revisarla concienzudamente.
Una forma habitual de afrontar un proceso de M&A es a través de un socio con experiencia relevante en la materia. Aquí también es importante que quien vaya a prestar este servicio ofrezca el match cultural que mencionábamos antes, dado que es importante que entienda nuestras sensibilidades y necesidades.
Aportando valor en los procesos de M&A y carve-outs internacionales
El apetito del mercado por la internacionalización nunca había sido tan voraz. Sin embargo, a medida que las empresas se integran más y las cadenas de suministro se diversifican más, los clientes se enfrentan a una serie de retos legales, estratégicos y comerciales cada vez más complejos cuando buscan obtener más valor mediante el M&A. Así, las desinversiones son cada vez más comunes y se espera que aumenten en los próximos años debido a la caída de los precios del petróleo, el lento crecimiento de las economías y el incremento de los costes de la financiación.
En el lado de la venta, un carve-out puede ayudar a una empresa que necesita volver a centrarse en sus funciones básicas o desprenderse de unidades de negocio de bajo rendimiento. Además, los compradores en el mercado internacional de carve-outs son cada vez más sofisticados y se centran más en el valor a largo plazo que en el precio de compra más bajo.
A pesar del aumento del flujo de operaciones en todo el mundo, todavía existen algunos conceptos erróneos sobre las fusiones y adquisiciones y desinversiones, especialmente estas últimas. Comprender los entresijos del panorama legal, los matices culturales y las tendencias de las prácticas de mercado en la jurisdicción en la que planea expandirse ayudará a que la transacción sea un éxito. A continuación, se presentan ejemplos de cuestiones críticas que deben abordarse al emprender una desinversión transfronteriza:
“En el lado de la venta, un carve-out puede ayudar a una empresa que necesita volver a centrarse en sus funciones básicas o desprenderse de unidades de negocio de bajo rendimiento”
La parte compradora
La parte vendedora
La planificación y la ejecución son fundamentales para el éxito de las escisiones. Los negociadores y asesores deben centrarse no sólo en las cuestiones operativas asociadas a la transacción, sino disponer de una visión holística de las implicaciones legales, financieras, tecnológicas, fiscales y de talento para cerrar con éxito una transacción que beneficie tanto a la parte vendedora como al comprador.
McDermott Will & Emery es un bufete de abogados global con experiencia en sectores como private equity, salud, fiscal o particulares. La firma cuenta con oficinas en los principales mercados de Estados Unidos, así como en Londres, París, Frankfurt, Milán y Singapur. Ponte en contacto con nosotros si eres una multinacional que busca afrontar operaciones comerciales nacionales e internacionales como M&A, carve-outs o cualquier otra actividad comercial.
“La planificación y la ejecución son fundamentales para el éxito de las escisiones”
Madurez organizacional
Independientemente de la industria, país o años de experiencia, todas las organizaciones pasan o pasarán por las mismas fases de desarrollo y evolución hasta alcanzar la madurez organizacional o, lamentablemente, la desaparición. Numerosos autores han estudiado este camino. Podríamos citar aquí nombres como Richard W.Beatty y David O.Ulrich, que analizaron la fase de reinvención en las organizaciones maduras; Larry E. Greiner, que enumeró las cinco fases de crecimiento para Harvard Business Review; o William Torbert, que ya en 1974 propuso una nueva perspectiva respecto al desarrollo organizacional desde la óptica de vencer las burocracias internas.
El consenso generalizado es que las organizaciones pasan por una media de cuatro o cinco fases a lo largo de su existencia, que podríamos citar como la de start-up (Donald L. Lester, John A. Parnell y Shawn Carraher la bautizaron como ‘existencia’), crecimiento (conocida como supervivencia por estos mismos autores), madurez (Beatty, Ulrich o Adizes) y renovación o descenso. Estas dos últimas fases no son consecutivas, y su orden depende en ocasiones del modelo de análisis organizacional ante el que nos encontremos. Así, en la fase de descenso la organización comienza a debilitarse y no ser capaz de responder a las exigencias del mercado; mientras que en la de renovación nos encontramos con organizaciones maduras que intentan aplicar soluciones para ser más ágiles, flexibles y horizontales en su toma de decisiones.
En cualquier caso, la clave para cualquier organización es alcanzar la madurez. Sobre lo qué es o representa que una compañía se pueda clasificar como madura se ha escrito mucho y no todo en la misma dirección. Mientras que algunas fuentes apuntan a la madurez organizacional como la falta de conexión con el mercado o la poca capacidad de respuesta, la mayoría de enfoques concuerdan en definir la madurez organizacional como el estado de profesionalidad de una organización, en la que ya se ha verbalizado, dado a conocer e interiorizado el propósito, misión y valores de la marca; las funciones están estandarizadas y adaptadas a los perfiles (con la alta dirección centrada en la estrategia y los mandos intermedios más cerca del día a día); se cuenta con los procesos internos necesarios para garantizar la eficiencia y operatividad, especialmente en lo relativo a la función financiera. En definitiva: la compañía opera como se supone que debe operar.
Si en ocasiones se producen confusiones entre la fase de madurez y descenso es porque en la primera, las compañías en ocasiones se encuentran en situaciones de estabilidad respecto a crecimiento y cuota de mercado. Es en ese contexto cuando las organizaciones tienen dos opciones (no incompatibles entre sí): una interna, es decir, emprender el proceso de renovación; o una externa: buscar nuevos mercados en los que comenzar a operar y aprovechar esta madurez organizacional en forma de ventaja competitiva.
La mayoría de enfoques concuerdan en definir la madurez organizacional como el estado de profesionalidad de una organización, en la que ya se ha verbalizado, dado a conocer e interiorizado el propósito, misión y valores de la marca; las funciones están estandarizadas y adaptadas a los perfiles, se cuenta con los procesos internos necesarios para garantizar la eficiencia y operatividad, especialmente en lo relativo a la función financiera
¿Significa esto que una compañía que aún se encuentre en una fase start-up o de expansión no pueda o deba acometer el proceso de expansión internacional? No necesariamente. Las características inherentes a las organizaciones que se encuentren en estos escenarios pueden ser también ventajas competitivas respecto a los retos que la internacionalización plantea (como puede ser una estructura más horizontal en el que la toma de decisiones esté descentralizada y sea, por tanto, más rápida; o la eficiencia derivada de una existencia de menos recursos humanos que implica una mayor polivalencia).
Dicho esto, ¿qué ventajas ofrece la madurez organizacional a la hora de acometer la expansión internacional?
- Experiencia acumulada previa
- Resiliencia y capacidad para enfrentar las dificultades derivadas de este tipo de proceso
- Capital humano: formado y con conocimiento de la dinámica interna de la compañía
- Recursos
- Existencia de una cultura que garantiza la supervivencia de la organización
¿Cómo puede una organización alcanzar la madurez organizacional?
- Involucrar al C-Suite en este proceso
- Definir del propósito, misión, visión y valores y comunicación con la organización
- Identificar una propuesta de valor diferencial
- Analizar y eliminar barreras, puntos críticos y tapones
- Estandarizar procesos, funciones y comunicaciones
- Identificar y desarrollo de líderes
- Alinear sistemas y procesos: la tecnología como motor de cambio y de negocio
- Poner los recursos necesarios para el crecimiento
- Analizar y medir de manera constante para, a continuación, implementar las mejoras necesarias
Retos a los que se enfrentan las organizaciones maduras, especialmente en los procesos de expansión internacional:
- Resistencias al cambio
- Existencias de silos organizativos
- Poca colaboración interdepartamental
- Problemas derivados de la comunicación interna (o falta de)
- Diferencias culturales
- Falta de conocimiento interno especializado en determinadas funciones
- Dificultades derivadas del liderazgo
Si se trata de una organización madura que busca llevar su expansión al siguiente nivel, contar con un proveedor externo de confianza será crucial para gestionar el día a día de las operaciones y mantener un back-office que nos permita centrarnos en la estrategia de crecimiento. Contar con un proveedor que disponga de los mejores sistemas tecnológicos también será muy ventajoso, ya que puede ayudar a automatizar procesos y proporcionar los datos consolidados en tiempo real que son necesarios para los requisitos de información y la toma de decisiones.
Copyright 2015 – 2022 Auxadi Contables & Consultores, S.A. | Todos derechos reservados
Aviso legal | Política de Privacidad y Protección de Datos | Política de cookies